La vejez
Ana Cintra cuenta que su hijo pequeño
—con la curiosidad de quien oyó
una palabra nueva pero no entendió
su significado— le preguntó:
“Mamá, ¿qué es vejez?”
En una fracción de segundo antes de responder,
Ana hizo un verdadero viaje al pasado.
Se acordó de los momentos de lucha,
de las dificultades, de las decepciones.
Sintió todo el peso de la edad
y de la responsabilidad sobre sus hombros.
Se volvió para mirar al hijo,
que —sonriendo— esperaba su respuesta.
“Mira mi rostro, hijo,” dijo ella.
“Esto es la vejez.”
E imaginó al jovencito mirando sus arrugas
y la tristeza en sus ojos.
Cuál no fue su sorpresa cuando,
después de algunos instantes, el niño le dijo:
“¡Mamá! ¡Qué bonita es la vejez!”
A/D