Cruzaba el desierto exausto y deshidratado, se estaba haciendo de noche y estaba perdido. A lo lejos divisé una lucecita, me fui acercando poco a poco y me di cuenta de que era una casa. Me asomé por la ventana, mire a treves de los cristales y entonces. ¡Dios mio!, eras tu y me estabas esperando con la comida y una jarra de agua fresca sobre la mesa. ¡Estaba salvado!. Al momento desperte, estabas a mi lado durmiendo conmigo, entonces suspire profundamente, te abrace me acomodé y segui durmiendo.

Aliento de la mañana,
que vas robando en tu vuelo,
la esencia pura y temprana,
que la flor fresca y lozana,
despide en vapor al Cielo.

Dime soplo de la Aurora,
brisa cionstante y lijera,
¿vas por ventura a esta hora,
al Valle que te enamora?

(RANZA)

BESITOS