No le digan pasión; es asesinato
Quién no
quiere vivir una pasión? ¿Quién no quiere amar, vibrar arder? Y un
pasito más: ¿No será bello morir en ese fuego? ¿Sí? ¿Será bello?
Un corte a los números: "La violencia del marido, compañero, novio o
padre es la primera causa en el mundo de muerte e invalidez permanente
entre las mujeres de 16 a 44 años", según un informe del Consejo
Europeo del año 2006. En la Argentina, el año pasado, al menos 120
mujeres murieron a manos de sus parejas, ex parejas o miembros de la
unidad familiar, según un monitoreo parcial de medios impresos y online
realizado por Amnistía Internacional el año pasado. "Este dato nos hace
suponer que la cifra es mucho mayor, porque no todos los casos llegan a
los medios. Este dato supone que al menos una mujer muere cada tres
días en Argentina" por esta causa, dice Amnesty. "Hasta un 70% de las
mujeres víctimas de asesinato perecen a manos de sus cónyuges o
compañeros", decía la Organización Mundial de la Salud en 2002.
Asesinato, cuchillos, balazos. Sin embargo, como ocurren dentro de una
pareja, son llamados "crímenes pasionales". No hay un asesino, hay un
apasionado. Vamos de nuevo: ¿Quién no quiere una pasión?
Justamente: pasión es algo que va más allá de uno, que te sacude y te
hace otro. Un otro romántico, loco por amor, desgarrado, herido,
excusable.
Vamos despacio: ¿locura de amor? Si de algo es víctima el victimario no
será de su gran corazón sino de una larga tradición, ensalzada en el
cancionero popular, que indica que las mujeres les pertenecen a los
hombres, de una vez y para siempre: cuando están de novias,
comprometidas, casadas. Y después, por qué no. Una tradición que indica
que el honor de los varones se juega, en parte, en el manejo de esas
mujeres. Y que ese honor, esa hombría, esa identidad, se irán al tacho
si la mujer "se les retoba".
Honor, derecho de propiedad, poder de uno sobre otro. Si no hace falta
embellecer un crimen, ¿por qué hablamos de pasión? Porque si de eso se
tratara: ¿Será que -como decía la abuela- las mujeres somos menos
apasionadas, que nos toca casi siempre morir, casi nunca matar en este
contexto? Gracias, de esa pasión, paso.
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