Corría el año del sesquicentenario del Libertador San Martín (1950), cuando el letrista argentino Reinaldo Yiso, junto al cantor y compositor oriental Luís Mendoza, pergeñaron una obra en tributo al héroe de los Andes, titulada El Santo de la Espada. La llevó al disco Alfredo De Ángelis con la voz de Julio Martel.
Dentro de la música ciudadana casi no se registran temas alusivos al Padre de la Patria, lo que sí ocurre con el folclore argentino, sobre todo el cuyano y litoraleño. La pieza aludida fue compuesta en tiempo de vals, grabado para el sello Odeón en 1950 por De Ángelis con Julio Martel, en el momento cumbre de popularidad de la recordada Orquesta de la Juventud Triunfadora.
Vals
1950
Lloraba la nietita en brazos del abuelo,
mimosa le decía: "No sé con qué jugar".
Entonces el anciano, trayendo unas medallas
le dijo: "Juega hija y deja de llorar".
Y allí sobre su pecho las fue poniendo todas,
corría la nietita luciéndolas feliz…
"La gloria de algo sirve" se dijo aquel anciano,
aquel anciano que era José de San Martín.
Entrecerró los ojos y vio a sus Granaderos
luchando en San Lorenzo, Chacabuco y Maipú,
la nieve de los Andes blanqueando sus cabellos
y, más allá, los libres de Chile y del Perú.
Un lagrimón rebelde corrió por sus mejillas,
con paso tembloroso llegóse hasta un arcón;
desenvolvió una vieja bandera azul y blanca,
la acarició mil veces y mucho la besó.
Así era aquel bravo, indómito guerrero,
amante de los niños, de seda el corazón.
De acero en las batallas, él se jugaba entero,
dio todo por la Patria y nada le pidió.
La historia que es ajena a todas las pasiones
con letras en relieve supo escribir así:
el Padre de la Patria, de esta Argentina grande,
fue El Santo de la Espada: José de San Martín.