DESCUBRO...
Cada día descubro que el universo me está educando a través de las personas, a través de la creación, a través de la inocente mirada de un niño y la sonrisa espontánea de un recién nacido.
Cada día descubro que no puedo vivir recordando el pasado, aferrándome como el náufrago a la roca, a los recuerdos que flotan en la nube de pensamientos que transitan en mi mente, en esos instantes entre el silencio y yo.
La vida continúa en movimiento, no se detiene, sigue evolucionando, transformándose, adaptándose a nuevos tiempos, nuevos ambientes y en ese movimiento constante descubro que mi mundo cobra vida y se viste de nuevos matices más intensos.
Mis posibilidades no terminan, sólo se detienen por un instante en lo que recobro mis fuerzas, con la mirada puesta en la realización de los sueños que no se abandonan porque una ilusión terminó.
Mis sentimientos evolucionan, dejo volar libre a la mariposa que desea explorar otro jardín y sigo adelante con paso firme, constante, descubriendo un mundo de posibilidades en cada paso.
Descubro que no debo derrumbarme porque alguien no tuvo el valor de hacer una vida a mi lado, aunque el amor aún palpitaba en su piel. El amor tiene muchos matices, muchas planicies y montañas y no todos tienen la fuerza y el compromiso de recorrerlo con tesón.
Descubro que la peor enfermedad no es el cáncer o el sida, sino la falta de amor, ese perdón que por orgullo nos negamos a expresar, cuando nos negamos a regalar esa caricia que puede ser el principio de un final que te libera y te permite ver la luz que te negabas a ver por necedad. Cuando la terquedad nos enmudece y nos impide expresar lo que sentimos en ese instante que no volverá, cuando te permites castrar tus sentimientos y te ocultas detrás del silencio que calla verdades y no tranza con los por qué.
Descubro que si me conformo con los recuerdos de un pasado atrapado en una calle sin salida, me estoy negando a vivir, a ser feliz y a descubrir la belleza de un nuevo día.
Cada día descubro que no quiero conformarme con alegrarme con la felicidad de otros al ver realizados sus sueños, su vida, como un observador pasivo. ¡Quiero vivir de manera que tenga miles de motivos para ser feliz día a día junto a las personas que le dan calor a mi corazón y nutren mis sentimientos con su esencia!
Cada día descubro que las personas vienen y van, cumplen un propósito en mi vida y siguen su caminar por la carretera que llamamos vida, enfrentando sus miedos o huyendo de ellos, dejando tras de sí algunas huellas que deciden detener su paso, olvidando sus metas, otras huellas que se reencuentran en un círculo vicioso amparado en la indecisión o cobardía, olvidando el camino a seguir, huellas que el viento borrará con su impetuoso paso.
Descubro que también están las huellas con paso firme y constante, de forma indeleble, huellas que acompañan las tuyas desde que los sueños y los deseos se fundieron para convertirse en realidades, estas huellas son las más hermosas.
También descubro que aunque duele perder a las personas que llenaron mi corazón, porque se alejaron con o sin motivos, doy gracias porque por un instante, me permitieron abrazar la felicidad.
Cuando menos lo esperas, descubres que tu esencia y tu luz no pasan desapercibidas, sino que es valorada como algo muy especial y único. Es cuando irradias luz en todo su esplendor.
Descubro que cada día es un regalo de vida y como tal lo voy a disfrutar.
Se que tú también, sea cual sea tu nombre, eres un ser especial, único, valioso y muy importante. En la medida que nos amemos, respetemos y valoremos, en esa justa medida otros harán lo mismo.
Cada día descubro la felicidad, el amor, la fe, la esperanza y la paz en mi corazón.
¡Descúbrelo tú también!
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