Por Mirta
Cristina Rodríguez
El escenario es un cuadrado que se abre en la pantalla frente a los ojos del usuario.
Puede tener un logo, determinado color, alguna imagen alusiva que titila en su pretendida ilusión de marquesina.
Se enuncian objetivos, se delimitan competencias, se determinan las reglas del juego.
Hacia la izquierda luce el número de miembros, suscriptores que ven, leen, están, escriben, se manifiestan, presumiblemente y sólo potencialmente.
Cuando se levante el telón podrás comprobar que sólo un 5% de ese número concurre casi diariamente, entre un 10 y un 20% se anima los fines de semana o días no laborables y en el término de un semestre puede que hayas podido compulsar hasta un 30% del universo total.
El escenario es un cuadrado que se abre en la pantalla frente a los ojos del usuario.
Puede tener un logo, determinado color, alguna imagen alusiva que titila en su pretendida ilusión de marquesina.
Se enuncian objetivos, se delimitan competencias, se determinan las reglas del juego.
Hacia la izquierda luce el número de miembros, suscriptores que ven, leen, están, escriben, se manifiestan, presumiblemente y sólo potencialmente.
Cuando se levante el telón podrás comprobar que sólo un 5% de ese número concurre casi diariamente, entre un 10 y un 20% se anima los fines de semana o días no laborables y en el término de un semestre puede que hayas podido compulsar hasta un 30% del universo total.
Y aquí nos topamos ya con la estridente palabra del título: anonimato.
Dando por ciertos dichos guarismos, debemos estipular que
prácticamente un 70% del total de miembros permanece anónimo durante
todo el año – por tomar una medida de tiempo caprichosamente-
¿Qué quiere decir esto? La mayoría silenciosa sólo lee o en la mayor de las suertes, selecciona desde su correo algunos mensajes, los clasifica, los guarda o los reenvía a otra lista a la que también pertenece.
¿Vocación de archivistas?
¿Pánico a la exposición pública?
Las razones del anonimato celosamente guardado en esta primera aproximación pueden ser diversas y hasta antagónicas
Con sus componentes archiconocidos de timidez, baja autoestima, inseguridad, precaución timorata, temperamento débil, falta de iniciativa, y otros que dibujan un low profile voluntario, puede codearse, de pronto, con alguna personalidad decididamente egocéntrica con un marcado sentido de superioridad intelectual y pretendida autosuficiencia que considere el hecho de participar en el foro como una actividad de menor importancia o, cuando menos, como una verdadera pérdida de tiempo.
Con el simpático telón de fondo de la opinión calificada, comienzan a efectuar su aparición los distintos caracteres y personalidades que deciden exponerse (escribir, enviar mensajes, responder a otros, acotar, corregir, completar, suplir, destacar)
Y a poco de andar nos chocamos con la segunda aparición del anonimato: los nicks (diminutivo de nickname)
Si bien es cierto que un nick uno lo elige con determinado condicionamiento, no deja de ser menos cierto que siempre tiene la posibilidad de acompañarlo con su verdadero nombre.-
¿Qué quiero decir con esto?
El nick es el nombre de usuario que los servidores nos permiten utilizar
Puede darse la situación que el nick que elegimos de primera intención sea rechazado por el servidor, debido a que ya existe otra persona utilizándolo.
Reconozco, prima facie, que el nick deviene aleatorio dentro de ese contexto, pero no deja de ser algo creado con la intervención de su titular, al margen de las peripecias que pueda haber vivido porque otros adelantados usufructúan las mieles de sus primeros intentos.
Una vez seleccionado, el nick representa a una persona en Internet.
Y allí, en ese escenario virtual, anónimo por naturaleza, comienza el juego de vanidades más interesante y sintomático que pueda presenciarse
¿Culpa de la despersonalización?
Parece simplista pero no lo es
El nick es una verdadera máscara, un llamado tentador a decir de todo y a todos.
Una auténtica invitación catártica difícil de rechazar
Analicemos un poco los complejos implícitos en esa barbarie, en ese laisser faire, laisser passer que inunda los foros virtuales detrás de los nicks
Residuos de traumas que serían la causa de la deformación del carácter, en estos complejos se encuentran indistintamente confundidas la antigua inter-reacción traumatizante y la persistente intencionalidad motivadora. Esta confusión incita a analizar, en primer lugar, la antigua injusticia que es la actual provocadora del individuo. Su desequilibrio no se debe a los viejos traumas-¿quién no los ha padecido?- sino a la intencionalidad subconsciente que continúa utilizando obsesivamente el pasado para justificar falsamente las deficiencias actuales.
Lo que hace al individuo injusto o inequitativo es su secreta tendencia a la falsa justificación.
Debe, por lo tanto, procederse a la revisión de las motivaciones falsas actuales antes que a la revelación asociativa de los traumas pasados
Esto por cuanto mientras que los valores no se encuentren fundados en el sentido mismo de la vida, mientras no se haya definido en forma clara y contundente por qué el comportamiento equitativo debe ser considerado más sensato, más válido, más satisfactorio que el acto no equitativo, los juicios de valor transmitidos de generación en generación corren el riesgo de ser falsificados en su misma esencia.
Mientras que la investigación quede reducida al estudio del comportamiento social, la justicia, la ética, los valores-guías, todas las cualidades consideradas positivas aparecerán como entidades fragmentarias, irreductibles, desprovistas de toda posibilidad de síntesis
¿Será sondeando los trasfondos de la psique humana que podremos descubrir las raíces profundas donde nace la bifurcación de las conductas en sensatas e insensatas?
¿Podremos afirmar sin pecar de temerarios que es propio de la naturaleza humana tanto la orientación hacia el sentido evolutivo de la vida como la tendencia hacia la desviación involutiva, quedando las mismas por ende sujetas a leyes?
Dejamos previamente establecido que las conductas reactivas no son más que la exteriorización accidental de la intencionalidad interior que conforman los motivos determinantes.
Tenemos así que la falsa motivación se traslucirá siempre en una falsa justificación (la justicia aparece aquí como elemento inmanente) y consiste en la confusión subconsciente entre lo sensato y lo insensato, lo justo y lo injusto, lo válido y lo no válido. Intenta presentar lo perverso disfrazado de sublime, el error disfrazado de verdad, la injusticia disfrazada de justicia.
¿Qué quiere decir esto? La mayoría silenciosa sólo lee o en la mayor de las suertes, selecciona desde su correo algunos mensajes, los clasifica, los guarda o los reenvía a otra lista a la que también pertenece.
¿Vocación de archivistas?
¿Pánico a la exposición pública?
Las razones del anonimato celosamente guardado en esta primera aproximación pueden ser diversas y hasta antagónicas
Con sus componentes archiconocidos de timidez, baja autoestima, inseguridad, precaución timorata, temperamento débil, falta de iniciativa, y otros que dibujan un low profile voluntario, puede codearse, de pronto, con alguna personalidad decididamente egocéntrica con un marcado sentido de superioridad intelectual y pretendida autosuficiencia que considere el hecho de participar en el foro como una actividad de menor importancia o, cuando menos, como una verdadera pérdida de tiempo.
Con el simpático telón de fondo de la opinión calificada, comienzan a efectuar su aparición los distintos caracteres y personalidades que deciden exponerse (escribir, enviar mensajes, responder a otros, acotar, corregir, completar, suplir, destacar)
Y a poco de andar nos chocamos con la segunda aparición del anonimato: los nicks (diminutivo de nickname)
Si bien es cierto que un nick uno lo elige con determinado condicionamiento, no deja de ser menos cierto que siempre tiene la posibilidad de acompañarlo con su verdadero nombre.-
¿Qué quiero decir con esto?
El nick es el nombre de usuario que los servidores nos permiten utilizar
Puede darse la situación que el nick que elegimos de primera intención sea rechazado por el servidor, debido a que ya existe otra persona utilizándolo.
Reconozco, prima facie, que el nick deviene aleatorio dentro de ese contexto, pero no deja de ser algo creado con la intervención de su titular, al margen de las peripecias que pueda haber vivido porque otros adelantados usufructúan las mieles de sus primeros intentos.
Una vez seleccionado, el nick representa a una persona en Internet.
Y allí, en ese escenario virtual, anónimo por naturaleza, comienza el juego de vanidades más interesante y sintomático que pueda presenciarse
¿Culpa de la despersonalización?
Parece simplista pero no lo es
El nick es una verdadera máscara, un llamado tentador a decir de todo y a todos.
Una auténtica invitación catártica difícil de rechazar
Analicemos un poco los complejos implícitos en esa barbarie, en ese laisser faire, laisser passer que inunda los foros virtuales detrás de los nicks
Residuos de traumas que serían la causa de la deformación del carácter, en estos complejos se encuentran indistintamente confundidas la antigua inter-reacción traumatizante y la persistente intencionalidad motivadora. Esta confusión incita a analizar, en primer lugar, la antigua injusticia que es la actual provocadora del individuo. Su desequilibrio no se debe a los viejos traumas-¿quién no los ha padecido?- sino a la intencionalidad subconsciente que continúa utilizando obsesivamente el pasado para justificar falsamente las deficiencias actuales.
Lo que hace al individuo injusto o inequitativo es su secreta tendencia a la falsa justificación.
Debe, por lo tanto, procederse a la revisión de las motivaciones falsas actuales antes que a la revelación asociativa de los traumas pasados
Esto por cuanto mientras que los valores no se encuentren fundados en el sentido mismo de la vida, mientras no se haya definido en forma clara y contundente por qué el comportamiento equitativo debe ser considerado más sensato, más válido, más satisfactorio que el acto no equitativo, los juicios de valor transmitidos de generación en generación corren el riesgo de ser falsificados en su misma esencia.
Mientras que la investigación quede reducida al estudio del comportamiento social, la justicia, la ética, los valores-guías, todas las cualidades consideradas positivas aparecerán como entidades fragmentarias, irreductibles, desprovistas de toda posibilidad de síntesis
¿Será sondeando los trasfondos de la psique humana que podremos descubrir las raíces profundas donde nace la bifurcación de las conductas en sensatas e insensatas?
¿Podremos afirmar sin pecar de temerarios que es propio de la naturaleza humana tanto la orientación hacia el sentido evolutivo de la vida como la tendencia hacia la desviación involutiva, quedando las mismas por ende sujetas a leyes?
Dejamos previamente establecido que las conductas reactivas no son más que la exteriorización accidental de la intencionalidad interior que conforman los motivos determinantes.
Tenemos así que la falsa motivación se traslucirá siempre en una falsa justificación (la justicia aparece aquí como elemento inmanente) y consiste en la confusión subconsciente entre lo sensato y lo insensato, lo justo y lo injusto, lo válido y lo no válido. Intenta presentar lo perverso disfrazado de sublime, el error disfrazado de verdad, la injusticia disfrazada de justicia.
Observemos de cerca el foro virtual en su dinámica.
Una verdadera riña de gallos donde los sujetos sin distinción de sexos, muestran sus plumajes esperando que sean los más coloridos, brillantes y atractivos.
La consigna es agradar o, en última instancia, salir victorioso, aún a despecho de provocar ciertos y determinados rechazos en el espectador.
El proscenio, convertido en un circo romano, donde los gladiadores se empeñan en mantener el dedo del César levantado, va mostrando la degradación gradual pero sostenida del ser humano cuando lleva “su cara tapada”
Cada uno de los actores virtuales (nicks ) se erige en justiciero: demasiado indulgente para con sus propias falsas motivaciones, demasiado severo con las falsas motivaciones de los otros.
¿Es nuestro peculiar modo de demostrar cuánto amamos la justicia por encima de todo y por qué la consideramos el valor supremo, el que la exijamos en forma constante de otros y nos inclinemos a disfrazar nuestras propias injusticias?
La confusión entre lo justo y lo injusto reina en el mundo porque las motivaciones están regidas por la justificación engañosa
La vanidad es un principio que gobierna la falsa valoración y sus seudosatisfacciones
Vanitas, vacía de sentido, se opone ferozmente a la búsqueda de satisfacciones armoniosas y armonizantes
Ceguera afectiva por excelencia, la autosatisfacción vanidosa es la imaginación exaltada de uno mismo.
Y como forzado corolario, al no efectivizarse sus promesas de satisfacción por ilusorias y vanas, tenemos indefectiblemente, la decepción y la insatisfacción culpable
Aparecen aquí los no-valores, como resultado de la metamorfosis dinámica de los motivos engañosos que impide la realización de los valores reales
Algo ya estamos en condiciones de afirmar: no lograremos captar la ley que rige los antivalores en tanto y en cuanto insistamos en autoengañarnos, en tanto toleremos que la vanidad se desboque.