La vida cobra nuevo significado cuando comprendemos el poder del presente, el ahora eterno de Dios. Todo lo que ha sucedido antes me ha traído a este momento. Me doy cuenta de la futilidad de arrepentimientos pasados y los dejo ir.
Para vivir plenamente en el ahora, me doy cuenta de que el futuro es sólo un concepto y que sus misterios no pueden ser conocidos. Mi habilidad para manejar lo que está ante mí es determinada por cómo aprovecho las oportunidades de hoy. Enfoco mi energía en hacer lo mejor con lo que tengo ahora. Este momento me ofrece nuevas oportunidades para servir, amar, perdonar, comprender y crecer. Me siento inspirado a tener nuevos pensamientos y a tomar nuevas decisiones.
Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos.—Salmo 118:24