Al expresar mis cualidades espirituales, revelo mi naturaleza divina.
Cuando una flor abre sus pétalos al sol, exhibe la belleza que había estado oculta. Yo he sido creado a la imagen y semejanza de Dios con una belleza interna que espera ser revelada.
Demuestro mi naturaleza divina cuando expreso las cualidades espirituales de bondad, compasión, amor, aceptación e interés por los demás. Siento mi vínculo directo y continuo con el Espíritu. Mi llamado más elevado es ser la expresión de Dios en este mundo.
También reconozco que la verdadera naturaleza de los demás es divina, aunque puede que la demuestren de maneras diferentes. Al expresar mis cualidades espirituales, revelo mi naturaleza divina . Y, al hacerlo, soy una bendición en el mundo.
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.—Mateo 5:14