Sola ante Dios, erguida en tu coraje,
serena como nadie en tu suave firmeza,
esperas que se cumpla tu terrible destino
de preferir la muerte a negar tu conciencia.-
Hago mía tu ley, son mías tus razones
de amor y de piedad, más altas y más fuertes
que el poder de los hombres pequeños y corruptos
que enfrentan la verdad y luego le dan muerte.-
Elegiste seguir tu joven compromiso
de oír al corazón y a sus normas no escritas.-
Renunciaste al amor, y el amor va contigo
a encontrar junto a ti la verdadera vida.-
Ya no tienes futuro: saberlo te hace frágil
sólo por un momento.- Y tu dolor se instala
para siempre en mi vida y en mi fe que claudica
ante la adversidad.- Soy apenas la hermana
Menor de tu agonía, de tu humana flaqueza
que dejaste de lado para aceptar con calma
tu trágico final, tu angustia, tu martirio
que preludia en la muerte, la victoria del alma.-