Embajadores de otros mundos
Pasó poco tiempo desde que alguien con autoridad -Keyhoe era ex militar- estableció el origen extraterrestre de los platillos volantes hasta que alguien con imaginación mantuvo el primer encuentro tęte-ŕ-tęte con los alienígenas. El elegido fue un cocinero de un puesto de hamburguesas de monte Palomar, GEORGE ADAMSKI. Después de ver un platillo volante en 1946 y presenciar las evoluciones de una escuadrilla de 184 naves interestelares en 1947, se encontró con Orthon, un venusiano, en el desierto californiano el 20 de noviembre de 1952. El extraterrestre le manifestó la preocupación del vecindario cósmico por la «radiación de nuestras pruebas nucleares» [Story, 1980]. Para desgracia de Adamski, el propio Ray Palmer reconoció en más de una ocasión que el cocinero le había ofrecido ya esta historia a finales de los ańos 40 para publicarla como un cuento de ciencia ficción en Amazing Stories.
El contactado aseguraba haber viajado hasta la Luna, invitado por los alienígenas. Sin embargo, las naves extraterrestres que aparecían en sus fotografías eran en realidad vulgares tapas de aspiradora lanzadas al aire. En la cara oculta del satélite terrestre, Adamski decía haber visto ríos y florecientes ciudades pobladas por paisanos de Orthon, Firkon y Ramu, venusiano, marciano y saturniano, respectivamente. Todo el sistema solar estaba preocupado por el futuro de la humanidad, y el cocinero aprovechó la revelación para abandonar la carne picada y dedicarse a impartir conferencias bien remuneradas. Murió de ataque cardiaco en 1965, poco antes de que las primeras fotografías mostraron una cara oculta de la Luna desolada y las sondas automáticas no encontraron rastro de civilización alguna ni en Venus ni en Marte ni en Saturno. A pesar de ello, para algunos ufólogos, hay que «conceder a Adamski el beneficio de la duda, si no en la totalidad de sus afirmaciones, al menos en parte de ellas» [Ribera, 1982]. Sus dos obras, Flying saucers have landed (1953) e Inside the space ships (1955), sirvieron de inspiración a otros espabilados y místicos que convirtieron la década de los 50 en la época de mayor esplendor del movimiento contactista.
«ˇPrepárate! Vas a ser la voz del Parlamento interplanetario», escuchó GEORGE KING una mańana de mayo de 1954. Según supo después el contactado británico, el mensaje telepático provenía de Aetherius, un venusiano de 350 ańos. El alienígena había elegido a King para recomendar a los terrestres el abandono de la energía nuclear y la vuelta a las «leyes cósmicas» predicadas por grandes maestros como Jesús, Buda o Krishna, que también habían llegado a la Tierra procedentes de otros planetas. La vida en el resto del sistema solar era poco menos que idílica -no hay guerras ni indigencia ni enfermedades...- y los tripulantes de los platillos volantes tenían como misión proteger al ser humano de otros extraterrestres hostiles. La humanidad, decía Aetherius, procede de un planeta que se desintegró en un guerra nuclear y dio lugar al cinturón de asteroides. En la teología de King, no faltaban referencias a la reencarnación, Atlántida y Lemuria -destruidas en otra conflagración atómica-, el Diablo -que ha gobernado el mundo durante eones- y el masivo futuro desembarco alienígena.
DANIEL FRY aseguraba en 1966 que los visitantes le habían informado de que una supercivilización terrestre había perecido en una hecatombe nuclear hace 30.000 ańos. El contactado decía haber entrado el 4 de julio de 1950 en una sonda automática extraterrestre estacionada cerca de Las Cruces, en Nuevo México. Mientras hacía en media hora un viaje de ida y vuelta a Nueva York, A-Lan le enviaba mensajes telepáticos desde una nave nodriza situada en órbita terrestre. Después de la catastrófica guerra entre Atlántida y Lemuria -el extraterrestre había leído seguramente los panfletos de la Sociedad Aetherius, creada por George King- los supervivientes se habían refugiado en Marte. Ahora regresaban para -ˇcómo no!- advertirnos del peligro atómico.
Los extraterrestres de TRUMAN BETHURUM, íntimo amigo de Adamski, vivían en un mundo paradisiaco, donde no existían ni las guerras ni el divorcio ni los impuestos. El planeta Clarión estaba situado tras la Luna, en órbita paralela a la del satélite terrestre. Los habitantes de Venus, Marte, Júpiter y Saturno que visitaban a HOWARD MENGER viajaban en naves sospechosamente parecidas a las tapas de aspiradora utilizadas por los hermanos cósmicos del cocinero de monte Palomar; los alienígenas de ORFEO ANGELUCCI provenían de otra realidad, pero eso no impidió al contactado contraer matrimonio místico con Lyra, una de las viajeras estelares, y los guías extraterrestres animaron a GABRIEL GREEN a dedicarse a la política y logró 171.000 votos en las elecciones para el Senado celebradas en California en 1962. La lista de contactados llega hasta nuestros días de la mano del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias (IPRI) y de la italiana Fraternidad Cósmica. El mensaje es siempre apocalíptico y genera pingües beneficios a los embajadores humanos de los extraterrestres. Sin embargo, los elegidos nunca traen nada consigo a la vuelta de sus viajes de turismo interplanetario. żTanto cuesta hacerse con un ventilador venusiano, un mondadientes marciano, un peine joviano o un anillo saturniano?