Percibir la realidad desde las ópticas más agradables y felices, nos hace obtener mejores resultado

Percibir la realidad desde las ópticas más agradables y felices, nos hace obtener mejores resultado

Martín F. ha salido hundido de la entrevista de trabajo. Está capacitado para el puesto y se había preparado bien para ese momento crucial. Necesita el trabajo pero no lo ha conseguido. Será para otro. Abrumado por la sensación de fracaso, comienza a rumiar ideas cada vez más decepcionantes. Ahora cree que nunca conseguirá un trabajo acorde su nivel profesional.

A Sandra L., la siguiente persona en entrevistarse con el jefe de Recursos Humanos de la misma empresa, no le ha ido mejor. Tampoco consiguió el puesto. Pese al traspié, sabe que haber llegado hasta la entrevista de selección significa que tiene posibilidades. Ha aprendido mucho sobre lo que valoran los entrevistadores. Reforzará sus puntos fuertes, llenará sus carencias y mejorará sus debilidades. Sólo tiene que perseverar, corregir, mejorar e innovar.

El hecho es el mismo: ninguno de los aspirantes ha conseguido el ansiado puesto de trabajo. No obstante, la actitud de Martín y de Sandra ante ese mismo suceso y la forma de interpretarlo y reaccionar ante la falta de éxito han sido muy diferentes: él se siente frustrado ante el ‘fracaso’ y no tiene fuerzas para seguir adelante, mientras que para ella sólo ha sido un tropiezo en un camino, cuyo destino final es el éxito. 

“Percibir las cosas desde un punto de vista triste no ayuda a solucionarlas sino que nos sumerge más en la tristeza y la depresión. En cambio, percibir la realidad desde las ópticas más agradables y felices, nos hace obtener mejores resultados y refuerza el ánimo. Ante un hecho que nos parezca negativo, hay que estrujarlo, verlo desde arriba y abajo, por los lados, por delante y detrás, hasta encontrarle la mejor faceta” aconseja el psicólogo clínico y experto en Psicología Positiva,  José Elías.

“Dado que nuestra mente graba lo último en que pensamos, independientemente de que sea real o no, cuando nos suceda algo negativo o desagradable, para contrarrestarlo hay que pensar de inmediato en una situación positiva, de forma que la última imagen sea alegre y feliz”, aconseja el experto.

José Elías pone un ejemplo: “si queremos impartir un curso y, pese a toda la publicidad y gestiones no conseguimos los suficientes asistentes, hemos de pensar en las veces que hemos tenido más gente de la que esperábamos”. 

“Para cambiar la visión que tenemos de las situaciones, enfocarlas de otra manera y constatar que hay muchas percepciones de la realidad que nos son más favorables, también podemos desplazar el problema de un contexto negativo o neurótico a otro que sea más positivo o neutro”, explica el psicólogo.

 “Por ejemplo, un vendedor que tartamudea tiene dificultades con su trabajo porque cree que su situación no le favorece al relacionarse con los clientes, pero si se convence de que es una ventaja porque así la gente le presta mas atención, estará más tranquilo, y cada vez tartamudeará menos”, señala Elías.

“A veces –prosigue el especialista- es útil imaginar las consecuencias más inverosímiles y desastrosas, a las que podría conducir un problema o una acción generadora de angustia. En comparación, ¡la realidad puede ser mucho menos traumática!".

“Nunca sucede lo peor, pero cuando nos ocurre algo negativo pensamos que es lo peor que nos podía suceder. Si hemos tenido un accidente de tráfico y el coche ha quedado destruido, pensamos que la realidad podría ser mucho más trágica de lo que en realidad ha sido”, explica.

Además de las psicológicas, hay otras buenas razones para centrarse en el lado luminoso de la vida en lugar del sombrío.

LA ALEGRÍA ALIADA DE LA SALUD

Diversos estudios científicos muestran que experimentar emociones positivas (alegría, confianza, paz interior, afecto) puede tener efectos palpables sobre salud, como aumentar la resistencia a desarrollar la gripe, fortalecer las defensas orgánicas, o influir favorablemente en la longevidad.

Uno de los estudios más recientes, titulado "El estilo emocional positivo y riesgo de enfermedad", lo ha efectuado la psicóloga Susana Verdinelli, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina), y el doctor Carlos M. Díaz-Lázaro, profesor de la Universidad Walden (EE.UU.).

"La investigación indicó que el estilo emocional positivo está relacionado con cambios en la función cardiovascular y podría alterar la susceptibilidad a contraer enfermedades, disminuir el ritmo cardíaco y la presión arterial. También mejora la función endocrina e inmunológica, y podría influir en la salud, a través de un cambio en la actividad hormonal", ha explicado Verdinelli.

Por su parte, el doctor Díaz-Lázaro señala que “el estilo emocional positivo ha sido asociado con conductas saludables, como asegurar la calidad del dormir, realizar ejercicio físico y seguir una dieta más sana. Quienes lo tienen alto tienden a socializarse mejor y desarrollar lazos sociales más satisfactorios, lo cual se relaciona con un menor riesgo de mortalidad y morbilidad”.

“La pareja y el trabajo son dos áreas clave de la vida en las que podemos ejercitar el cambio de perspectiva, ya que ante muchas de las situaciones que nos entristecen y que suelen suponer pérdidas materiales, físicas o emocionales, el dolor nos impide ver que esos momentos duros pueden ser la puerta a posibilidades insospechadas”, señala el psicólogo  José Elías.

“Da igual que nos dejen, dejemos a alguien o nos separemos de mutuo acuerdo. En vez de pensar que nuestro ex era la persona de nuestra vida, hay que pensar que esa situación nos da la oportunidad de conocer a alguien que se adapte mejor a nosotros”, agrega el experto.

“Además –continúa explicando-  hay que tener presente que el aprendizaje emocional se hace pasando por muchas situaciones y, al igual que cuánto más conducimos mejor sabemos conducir, cuantas más relaciones de pareja o experiencias sentimentales tenemos, más aprendemos y más diestros nos volvemos en el terreno amoroso”.

“Si nos quedamos sin trabajo, hemos de averiguar y analizar lo que han hecho otras personas en nuestra misma situación para encontrar una salida. Así descubriremos que, a partir de un traspié laboral, mucha gente ha encontrado el trabajo que les satisfacía, se han dedicado a aquello que le gusta o ha creado su propia empresa”, señala José Elías.

Para este especialista, “un trance difícil puede hacer que se nos ocurra aquello que nunca nos habíamos planteado, que nos decidamos a hacer algo que veníamos rumiando o darnos el empujón para emprender la vida que siempre habíamos soñado”.

“En vez de retraernos, hemos de expansionarnos y explorar las posibilidades e intenta ampliarlas: ¿como nos gustaría vernos a nosotros mismos, que nos gustaría hacer? Hay que buscar otras alternativas, en vez de encasillarse en una condición fija: por ejemplo de asalariado, o de capacitado para una sola tarea o actividad”, aconseja el experto.