Así era el templo romano
Iglesia, consulado, archivo municipal e, incluso, caballerizas. Si la Maison Carrée –Casa Cuadrada– de Nîmes (Francia) se ha mantenido en pie durante más de veinte siglos es porque siempre ha tenido una funcionalidad, convirtiéndose así en el único templo romano que preserva su aspecto original.
Consagrado al culto imperial, fue erigido en el 16 a.C. en honor a Augusto, su esposa Livia y sus hijos, y cumple con las características clásicas de la arquitectura religiosa romana. Con 26 metros de largo y 17 de altura, es rectangular, hexástilo –seis pilares en el frente– y está construido sobre un podio. Las columnas corintias rodean el edificio y están adosadas a la cella, el área destinada a albergar la imagen de la divinidad, que en este caso son el emperador y su familia. A su vera se erige hoy su hermano moderno, el Carré d’Art construido por Norman Foster con los mismos cánones vitruvianos que rigen la Maison.
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