EL MONJE Y EL LADRON
Hubo una vez un monje francés que solía ir de pueblo en pueblo recogiendo limosnas para la orden a que pertenecía. Un día fue asaltado por un ladrón en medio de un bosque. Para salvarse, el monje le entregó el dinero que había recaudado, pero le pidió que le agujereara el hábito de un balazo, como prueba de asalto. El bandido, riendo, le dijo que no era posible porque nunca cargaba con balas su revólver para no herir a nadie, agregando que bastaba la vista del arma para atemorizar a los incautos. El monje se cercioró de que no llevaba balas encima, y entonces se lanzó sobre el bandolero y pudo recuperar el dinero que le había sido quitado. |