Respetar la escritura
El segundo compromiso, de los muchos que ya hemos adquirido,
es respetar enormemente la escritura de cada mujer y, por tanto,
decir la verdad de lo que sentimos al escucharla.
Este es un decir muy delicado en el que si está presente el amor siempre hay una ganancia,
para la que dice y para la que ha escrito.
Cuando el juicio se da en un contesto de amor a la obra de la otra,
quieres que ella sea grande, como quieres serlo tú también,
sin entrar a rivalizar, porque la creación no se puede comparar, ni tiene sentido decir que eres más,
igual o menos que otra cuando eres capaz de escuchar de cada una su voz;
entonces se hace visible el legado que cada una lleva consigo,
algo que tiene que ver con la originalidad,
con el hecho de haber sido dadas a luz por nuestra madre como criaturas únicas,
en este caso con el don de la poesía,
de modo que la palabra germinado misteriosamente en nosotras hasta convertirnos en poetas,
reconocibles las unas por las otras.
Otros compromisos son reunir nuestra obra, hacerla legible a otras y a otros,
superar el pudor de decir en voz alta un poema; además de ser compromisos,
estas son las primeras ganancias que ya compartimos en esta relación que hemos creado.
Pero lo son también buscar medida y darla cada vez que otra te pide,
en vivo y en presencia siempre que podemos,
porque la emoción del cuerpo al decir el poema es muy importante;
sin recurrir a ningún artificio ni a ningún canon,
sólo con la libertad y la simpleza que da el amor;
esto es algo que nos da seguridad y que apoya la originalidad mental y creativa,
de cada una de nosotras.
Otra ganancia, que además de no haberla previsto no esperábamos que fuera tan significativa,
pues se trata de una asociación insólita pero muy feliz,
es la aparición de la risa en todos nuestros encuentros.
La risa nos sorprende cada día al lado de la palabra más sublime,
del poema más perfecto.
Esto en la tradición es algo prohibido, pues se interpreta la risa siempre como reírse de algo o de alguien,
y no como reír de felicidad, de acierto, de la soltura que sientes, de la libertad,
de la grandeza de la otra o de la tuya propia, que a veces te sobrepasan y que sólo puedes acoger riendo,
como hace una criatura cuando se asombra de lo que ha sido capaz: decir una palabra nueva,
andar sin ayuda, acertar una pregunta, hacer un castillo en la arena...
En Compartir poesía, lo último que esperábamos era que íbamos a reírnos cada día y que lo íbamos a hacer a carcajada limpia,
y esta expresión es literal, porque es una risa que fluye limpia, hasta que se nos saltan las lágrimas.
Pienso que esto tiene que ver con una forma de crear muy libre que algunas mujeres .
ponemos hoy en el mundo cuando nuestras mentes ya no le dan crédito al patriarcado.
Es, por tanto, una forma de crear y de amar que se da con este final del patriarcado
, que también prohibía, entre otras muchas cosas, la risa femenina en el amor,
por el miedo de los propios patriarcas a que se estuvieran riendo de ellos
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