Ruedan los cardones y el viento estéril del desierto sobre las duras calles; mientras, lejos
los nativos construyen sus amplios territorios de amparo
Vivificados por el aire luminoso y traslúcido de la primera luz de la mañana
Convocados por el fuego
Unidos en la intimidad por el fundamento de la existencia.
Ahora mismo
A esta misma hora
Bajo los árboles florecidos de flores verdaderas provistos de sabia antigua y verdadera.
En tanto ruedan por los páramos del mundo los cardones del seco desamparo