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Cada día, cada hora, cada intervalo de tiempo menor siento estar en una isla desconocida, telúrica, olvidada y, cada vez, más de lo que yo deseara no encuentro puente ni barquero que me lleve al otro lado, a tierra firme. ¿De verás crees que ese es le motivo? me repite una voz ajada, que no logro ver. Estoy tan desorientado esa voz es tan verdadera. Ayer me di cuenta del charco de sangre y trozos de madera esparcidos a lo largo de la playa. Mañana volveré a buscar una salida pero no encuentro el puente ni barquero que me lleve al otro lado.
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