nos toca hoy decir adios, pero no uno como todos
sino uno de aquellos henchidos de recuerdos
y es para un amigo que viviendo se dió en alegrías
y se fué gastando en el día a día, por eso tal vez
la muerte llegó igual que la vida, sin avisos previos
porque la tristeza no era su guía.
Yo espero la angustia no empañe su ida
porque estoy segura no le gustaría
y ojala las cuerdas de una guitarra amiga
sepa acompañarlo tal cual él quería.
Tras de nuestros pasos en la corta vida
dejamos recuerdos en la lejanía
yo sé que en los míos
quedará prendido su risa y su canto
Vé con Dios supone la palabra dicha
y es nuestra esperanza para la otra vida
Y aunque duela tanto. extiendo mi mano
y prolongo en ella esta despedida.
graciela, la que le gusta dibujar la libertad en el viento y vivir
cada día de la mano de otros, porque sola es dificil y muy triste.