Dicen que hay dos clases de mujeres:
las que te cobran y las que te lo hacen pagar.
La que yo digo es de clase única.
No tiene caja habilitada
y ya gastó su talonario de facturas
en el último ejercicio registrado en común.
Ahora sólo espera que yo llegue
regalado.
Dicen que hay dos clases de regalos:
los que se esperan y
los que se hacen esperar.
El que yo digo es de clase única.
Se empaqueta solo
se pone el moño desde adentro y se arrima
a la puerta de su amor a esperar que le abran.
Dicen que hay dos clases de amor:
el que te mata y el que no te deja vivir.
El que yo digo es de clase única.
Pasta en la reserva para animales
en vías de extinción,
se cuida con fervor de resucitado y ya
no muerde:
come de la mano y hasta se deja domesticar
sin que se le marchiten los colores
o lo espante la muerte.
Dicen que hay dos clases de muerte
pero no es cierto:
sólo hay una y ya pasó.