Con los años he aprendido que cada uno es como es. Parece simple, casi un lugar comùn. Sin embargo, no basta con decirlo o escucharlo hasta el hartazgo, para comprenderlo. A veces nos lleva buena parte de la vida entenderlo y en ese trayecto nos desgastamos, nos perdemos batallando contra los pequeños enemigos de lo cotidiano... rostros contraìdos, rictus amargos, miradas endurecidas, malos tratos, ceños fruncidos, malhumor, reacciones agresivas o violentas, temperamentos siempre exaltados.
Es cierto que no podemos vivir con una sonrisa pintada en la boca, serìa ilusorio, pero tambièn es cierto que atraemos aquello que emana de nosotros mismos y que en la energìa còsmica podemos ser tanto un punto de luz como un cono de sombras. Cada uno elige lo que quiere ser y en funciòn de ello tambièn elige de quènes rodearse, aunque no lo sepa conscientemente.
Sin caer en falsos idealismos ni utopìas, si me dieran a elegir hoy optarìa por el camino del reencuentro con uno mismo, por el autoconocimiento como herramienta de mùltiples usos y sanaciòn en las relaciones humanas; y por la bùsqueda de una existencia libre del yugo de egoìsmos individuales, de resentimientos, de tormentos y de culpas; una existencia en la cual la alegrìa, la ternura, la calidez, la solidaridad y la paz estèn por encima de cualquier otro paràmetro, personal o colectivo.
Nadie dice que sea fàcil. Pero vale la pena el intento. Acèrcate a quienes te hacen bien, a quienes te tratan bien. No es una fòrmula para alcanzar la felicidad, las fòrmulas solamente funcionan en los procesos quìmicos. Es una buena opciòn para sentirse mejor y disfrutar de todo lo bello que tiene la vida.
G. Acebal