Déjame tocar el sonido de tu voz,
ahora que me vez amor a tu lado
con la fe del término que me has dado,
para poner de mí, hoy, mi roce veloz
en tu labio sincero que cruza sovoz
por la vereda gris del rumor del hado...
donde va tu sueño dorado, callado,
por la luz de la luna que nos es precoz;
son mis ojos los que han querido saber
la fe de tu dulce besar pretendido...
y que me llevó a ver el don calido
del primer pulsar de tu latir ardido...
y que más nadie puso, con el sentido,
por mi cielo claro...del cual vas por caber.
Autor:
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Horacio Muñoz Magnino
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