AMISTAD BENDITA Y MARAVILLOSA
Dios te envió a mi camino de dolores, empuñando la lanza del cariño, derroche de miradas como niño, que busca olvidar nuestros sinsabores.
Amistad bendita y maravillosa, surgiste cuando caían mis pasos, envuelta entre clamores y fracasos, ansiando una esperanza luminosa.
Y corriges con sapiencia mis fallos, no me dejas caer al precipicio, acudes impetuoso con tus rayos,
a subsanar mi porvenir ficticio, cubriendo suave mis sensibles tallos, con tu calor lleno de sacrificio.
Blanca N. García González
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