Algunos de nosotros somos complacientes de nacimiento y por naturaleza.
Damos lo que sea necesario con la esperanza de hacer felices a otras personas.
Pero si la meta de nuestro compartir es hacer a otros felices,
¿Qué ocurrirá si no lo son?
Corremos el riesgo de caer en las dudas,
la depresión y cualquier otra forma de negatividad.
La verdadera razón por la que deberíamos dar a otros
es porque es para nuestro beneficio.
Formamos una imagen fiel de las fuerzas de compartir
y amar infinitas que resuenan a través del universo
Yehuda Berg
♥
♥
|