Una constelación de sentidas emociones
en su cadente y elíptico deambular;
una pálida lluvia de tristezas otoñales
deslizándose por los ventanales de mi pesar.
Cada recuerdo se debate en cruzada santa,
la fe y la esperanza
son las sábanas blancas
que protegen cada ilusión y cada latido,
de la tenacidad feroz del polvo del olvido.
Desandando sin equipajes la senda recorrida,
desprendiéndome de todo y de casi todos;
acarreando solo la
nostalgia y la melancolía
unidas en gótica trilogía con mi dolor.
Ausencias voluntarias,
encuentros malogrados,
y esta desolada
soledad que hoy ha pesado
con una cruel gravedad ajena a este mundo.
Me pierdo en la noche
triste y meditabundo...
¡Cuánto lo necesito! ¡Cuánto lo extraño¡
estremecerme de emoción en un abrazo,
el suave éxtasis de tus dulces
labios,
flotar en la ingrávida esencia de tu Amor.