Era otoño. Eran dorados los días, las calles en esencia al aroma del amor recordaban.
Nuestras palabras cruzaron detrás una mirada...
¡Hermoso a mis ojos eras!
Era una tarde de noviembre.
Eran las hojas cayendo sutilmente, como mi corazón al vacío profundo de tus ojos.
Una sonrisa, un gesto tuyo mi amor, me hicieron sentirme tuya.
Fui la rosa al romper el día, fui el mar acercándose al cielo.
Eras tú, era tu manera de andar, de mirar... de enamorar. ¿Y, quién eres tú amado extraño?
Era otoño, era el día, era la noche. Era yo, frágil mi alma que de aquél hermoso extraño se enamoró.
Desconozco el autor
|