El calor agreste
del verano
se ha apaciguado un
tanto.
Tomo mis hojas de
colores
Y parto
despaciosamente…
No sé dónde, sin
destino,
hasta que algo me
detenga.
Miro sin ver el
cielo plomizo,
¡te recuerdo!..
Hay árboles que me
ofrecen
ternura y refugio
de esperanza.
Me recuesto en el
césped suave,
la humedad de su
rocío límpido
semeja piedrecillas
brillantes
Extasiada miro
largamente
su belleza
incondicional, pura.
Elevo mis pupilas
azules
y sonrío al árbol
que el azar
puso en mi camino
de nostalgia.
Es añoso, bello y
generoso,
Me cobija, me
cuida, me proteje
me da su abrigo de
hojas.
Intento escribir…
“te recuerdo”
Cómo me gustaría
que estuvieras
aquí a mi lado!
Silenciosos los dos
bajo este árbol
frondoso y tierno.
Tú y yo solos…
borrachos de sueños
y de lluvia,
sin noción del
tiempo y el espacio
mirando la nada…y
viendo todo…
Dejando que
nuestras almas
y nuestros
corazones alados
por sí solos se
comuniquen.
¡Nada de esto puede
ser!…
¡Nunca!…