Por eso
Porque eres buena, inocente
Como un sueño de doncella,
Porque eres cándida y bella
Como un nectario naciente.
Porque en tus ojos asoma
Con un dulcísimo encanto,
Todo lo hermoso y lo santo
Del alma de una paloma.
Porque eres toda una esencia
De castidad y consuelo,
Porque tu alma es todo un cielo
De ternura y de inocencia.
Porque al sol de tus virtudes
Se mira en ti realizado
El ideal vago y soñado
De todas las juventudes;
Por eso, niña hechicera,
Te adoro en mi loco exceso;
Por eso te amo, y por eso
Te he dado mi vida entera.
Por eso a tu luz se inspira
La fe de mi amor sublime;
¡Por eso solloza y gime
Como un corazón mi lira!
Por eso cuando te evoca
Mi afán en tus embelesos,
Siento que un mundo de besos
Palpita sobre mi boca.
Y por eso entre la calma
De mi existencia sombría,
Mi amor no anhela más día
Que el que una mi alma con tu alma.
MANUEL ACUÑA |