Hombre de pisada fuerte. De esas, que te hunden hasta el tobillo. De caminar constante. De respirar calmado. De lunas en noches tranquilas. Hombre de guerras contra el tiempo.
Y en el paso, del constante, tras el tiempo en paro, es cuando, las pisadas llegan hasta la rodilla, y son brazos, los que te tienen que impulsar arriba. Hombre de paz, marcado y errado, pero sereno. Hombre sin ojos en la nuca, que continua, ante el pasado, aún sea el presente el que esté hablando… y sigo caminando.
Versos, tengo. No dones, ni fe. Una balanza llena de hechos, igual a mi peso. Tengo limitaciones, pero están allá arriba, en el cielo. Vengo del infierno. Y aquí, arriba, con los pies en el suelo… pienso que se me agota el tiempo.
¿Qué será de mí cuando sólo sea el resto? ¿Qué será de mí cuando ya no tenga tiempo? Ese miedo… que me levanta del mismísimo infierno, y me lleva hacia un final incierto.
D/A
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