YO NO SOY DEMASIADO SABIO
Yo no soy demasiado sabio para negarte,
Señor; encuentro lógico tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.
¿Qué son nuestras angustias para querer por
argüirte de cruel? ¿Sabemos por ventura
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres mas altos, si las cosas mas bellas
se amasan en el noble barro de la amargura?
Esperamos, suframos, no lancemos jamás
a lo invisible nuestra negación como un reto.
Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La muerte se aproxima... ¡De sus labios oirás
el celeste secreto!
Amado Nervo.
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