La vida me está enseñando que la amistad no se pide ni se ruega, si no que se da naturalmente entre personas que tienen cosas en común.
No me malentendáis esto y no lo digo con arrogancia si no con humildad, pero prefiero pocos amigos verdaderos a tener muchos con amistad fingida.
Si alguien te desprecia, te humilla o se burla de ti, no te preocupes, porque Dios que ve todas las cosas, recompensará a todas las personas y dará a cada uno lo que se merezca.
En cuanto ti, si confías en Él, te consolará y te hará sentir valioso o valiosa.
En cuando a mí, mientras viva y Dios me lo permita, haré todo lo que esté a mi alcance por combatir el odio, el racismo y el bullying, empezando por mí mismo.
Colaboración de Kennedy
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