Dos sastres trabajaban el uno frente al otro desde hacía muchos años. Cortaban
y cosían incansablemente, hablando de vez en cuando de distintas cosas.
Uno de dijo al otro:
-¿Irás de vacaciones este año?
-No -contestó el segundo tras un momento de reflexión.
Regresaron a su silencio. Más tarde, el segundo sastre dijo de repente:
-Fui de vacaciones hace veinte años.
-¿Fuiste de vacaciones hace veinte años? -preguntó el primero, muy sorprendido.
-Sí.
Entonces el primer sastre, que no recordaba ninguna ausencia de su compañero, le dijo:
-¿Y adónde fuiste?
-A la India.
-¿A la India?
-Sí. Fui a cazar el tigre de Bengala.
-¿Fuiste a cazar el tigre de Bengala? ¿Tú?
Los dos hombres habían dejado de trabajar y se miraban. El segundo sastre,
que parecía muy tranquilo, retomó la palabra para contar lo siguiente:
-Partí al alba sobre un magnífico elefante que un gran príncipe me había prestado.
Armado con cuatro fusiles de culatas de plata y acompañado por una escolta de ojeadores,
me aventuré en una montaña solitaria. De repente un tigre enorme se levantó rugiendo
frente a mi montura, el tigre más grande que nunca se había visto en aquella región de
Bengala. Mi elefante, asustado, se tiró para atrás, me caí en unos matorrales e
spinosos y el tigre se me echó encima y me devoró.
-¿Te devoró? -preguntó el primer sastre, que había estado escuchando estupefacto.
-Me devoró... por completo, hasta el último pedazo de carne.
-Pero bueno, ¿qué me cuentas? ¡Ningún tigre te devoró! ¡Sigues vivo!
Entonces el segundo sastre retomó el hilo, retomó la aguja y le dijo al primero:
-¿A esto le llamas vida?
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