LA ALEGRÍA
La alegría genuina se caracteriza por tres rasgos: proviene del interior, ilumina,
y es sencilla.
En el interior del ser humano es donde se enfrenta la vida y se eligen las actitudes.
Una vida llena de sentido es la que contesta cada mañana a la pregunta ¿vale la pena
el día de hoy?, con un SÍ entusiasta porque responde pensando en alguien. El sentido
de la vida se descubre cuando se ve el rostro feliz de aquel al que se ama.
Por ello la alegría proviene del interior, de la decisión personal de donarse a alguien.
Y todos los que alguna vez han hecho la prueba, tienen que aceptar que el resultado
es positivo. Hay más alegría en dar que en recibir.
La tristeza, el negativismo y el egoísmo crean ambientes oscuros. La alegría ensancha
el espacio e invita a aventurarse en la esperanza. La alegría, como la luz, no hace ruido,
pero en su silencio transforma la realidad.
La alegría viene siempre de la mano de la sencillez. El espíritu alegre lo es porque
se conoce tal cual es, se acepta y no se compara con los demás.
Su felicidad no proviene de tener más o menos sino de una decisión de querer ser
y de valorarse a sí mismo por las decisiones que puede tomar, como la de amar más
y mejor. Quien vive desde la perspectiva del amor descubre que la vida es muy sencilla.
La alegría es posible, y está al alcance de todos, pero recordemos, la alegría genuina
viene del interior, ilumina serenamente y se acompaña de la sencillez.
De la red
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