La autopista fantasma
La carretera principal que va de Baltimore a
Nueva York al llegar al kilómetro 12 se cruza
con una importante autopista. Se trata de
un cruce muy peligroso, y en muchas
ocasiones se ha hablado de construir un
paso subterráneo para evitar accidentes,
aunque todavía no se ha hecho nada.
Un sábado por la noche, un prestigioso
doctor neoyorkino -del que evitaremos
reproducir su nombre-, regresaba a su casa
después de asistir a una sala de fiestas
country. Al llegar al cruce redujo la
velocidad y se sorprendió al ver a una
deliciosa jovencita, vestida con un traje
largo, de fiesta, haciendo auto-stop. Frenó
de golpe y le hizo una señal para que
subiera a la parte trasera de su descapotable.
- El asiento de delante está lleno de
palos de golf y de paquetes -se disculpó.
Y a continuación le preguntó: - Pero,
¿qué está haciendo una chica tan joven
como tú sola a estas horas de la noche?
- La historia es demasiado larga para contarla
ahora -dijo la chica. Su voz era dulce y a
la vez aguda, como el tintinear de los
cascabeles de un trineo. - Por favor,
lléveme a casa. Se lo explicaré todo allí.
La dirección es North Charles Street,
número XXXX. Espero que no esté muy lejos de su camino.
El doctor refunfuñó y puso el coche en
marcha. Cuando se estaba acercando a la
dirección que le indicó ella, una casa con
las contraventanas cerradas, le dijo:
- Ya hemos llegado. Entonces se giró y vio
que el asiento de atrás estaba vacío.
- ¿¡Qué demonios...!? -murmuró para sí el
doctor. La chica no se podía haber caído
del coche, ni mucho menos haberse desvanecido.
LLamó repetidas veces al timbre de la casa,
confuso como no lo había estado en toda su
vida. Después de un largo tiempo de espera,
la puerta se abrió y apareció un hombre de
pelo gris y aspecto cansado que lo miró fijamente.
- No sé como decirle qué cosa más
sorprendente acaba de suceder -empezó a
decir el doctor-, una chica joven me dió esta
dirección hace un momento. La traje en coche hasta aqui y...
- Sí, sí, lo sé -dijo el hombre con aire de
cansancio-, esto mismo ha pasado otras
veces, todos los sábados por la noche de
este mes. Esa chica, señor, era mi hija.
Murió hace dos años en un accidente
automovilístico en ese mismo
cruce donde usted la encontró...
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