Tiempo es amor..
Tómense su tiempo y aprendan que el tiempo es amor, es vida,
cuando es tiempo vivido fuera del reloj y del calendario, cuando se dedica
al encuentro con el otro y al encuentro consigo mismo.
Es un tiempo fuera de la regulación de aparatos y citas programadas.
Es un tiempo que es acontecimiento porque acontecimiento es lo inesperado
y, por lo tanto, milagroso.
Hay gente que espera milagros como montañas que se mueven o cielos que se abren
para dar paso a un relámpago en pleno día de sol.
No nos equivoquemos: el milagro está aquí, entre nosotros, cuando logramos
evadir la prisión de este mundo tecnificado y geométrico que nos convierte
en un número, en una etiqueta; no bien logramos encontrarnos con nuestra
desnudez humana, se ha producido el milagro.
Cuando dejamos de vernos con los ojos estereotipados de la rutina, brota el relámpago.
En pleno día, sí; entre nosotros, porque nos descubrimos.
Claro que para ello hay que educarse, y educar.
El milagro es descubrir la luz interior que hay en cada uno.
Todos conocen el fenómeno del amor, pero sólo el poeta alcanza a cristalizarlo
para la eternidad en versos imborrables - comenta Octavio Paz.
La poesía de la vida, en cambio, está abierta a todos.
El exceso de información a menudo nos asfixia, y es como si la maravilla de la existencia
fuera perdiendo su agudeza. Nace un niño, y pensamos en espermatozoides y óvulos.
Un joven se enamora de una joven, y fácilmente despachamos el fenómeno
hablando de pubertad o adolescencia.
Es como si el margen para soñar, ante tanta información, se fuera reduciendo cada vez más.
El milagro, insisto, está aquí nomás, a mano. Sólo hay que tener tiempo, abrir los poros
de la sensibilidad, recuperar la capacidad de asombro, y un pájaro es capaz de volvernos locos,
de trastornarnos en arranques de misticismo y religiosidad.
Hay que descubrir la luz; y no afuera, sino adentro. Desde ese adentro,
el afuera entero se ilumina. Ese es el milagro, el tiempo fuera del tiempo, el amor.
Para que suceda hay que crecer, los unos sosteniendo a los otros, los unos exigiendo a los otros,
los padres y sus hijos, descubriendo la sensibilidad, aprendiendo a esperar.
Si se preparan, si aprenden a esperar, si crecen los unos con los otros,
no cabe duda: sucederá.
(de la red)