PEREGRINO DEL TIEMPO
En la mitad de un posible éxtasis,
Veo como se van terminando las horas,
Los caminos cubiertos por el viento,
Los riachuelos secándose de pena.
Contemplo el espacio con negros nubarrones,
Es la humareda de la contaminación
Gritos, llantos, maldiciones, desesperación,
Circula con intensidad brutal la luz del día,
Sofoca, quema, arde hasta el alma,
Y todo se pierde en una infausta agonía.
No hay vivencia que agrade,
Se va perdiendo poco a poco la razón,
El alma se acongoja con ansias de volar,
Dirigirse a desconocidas galaxias,
Y olvidar, perdonar, jamás nunca volver.
Luis G Machado S.