La primera mujer que llevó un pantalón fue Elizabeth Smith Miller en 1848,
con la aprobación de su padre, miembro del Congreso estadounidense, y de
su marido.
La prensa de Washington menciona su presencia por las calles vestida de
esta guisa. Y la idea de imitarla se propaga en los medios feministas de la
ciudad,
donde un famoso mitin da lugar precisamente al nacimiento del movimiento
por los derechos de las mujeres.
Siguió rompiendo el hielo Amelia Bloomer, feminista neoyorquina propietaria
de un periódico, 'The Lily', quien inspirándose en los trajes tradicionales
turcos, propuso una especie de bombachos que se ajustaban al tobillo mediante
un cordón elástico. Sobre ellos, se llevaba la falda, algo más corta que la
habitual de la época. La presentación de sus pantalones para mujeres
provocaron una oleada de indignación entre la sociedad e insultos de la prensa
(existe la expresión 'making a bloomer', que podría traducirse como meter la
pata), pero muchas mujeres, acostumbradas a enaguas, guardainfantes,
polisones y corsés con ballenas, viendo la oportunidad de ir algo más cómodas,
se atrevieron a usarlos.
Al 'bloomer' se le acusó de facilitar el divorcio y el amor libre, de
masculinizante y asociado al cigarro. Sucedió que las feministas fueron las
primeras en dejar de usarlos, porque vieron que los bombachos estaban
desviando la atención de sus reivindicaciones y no les tomaban en serio.
Amelia Bloomer llevará este atuendo durante seis años antes de volver al
vestido. |