Con estos ojos míos de mirada serena,
perplejo ante la imagen de un niño mendigando,
suelo observar con pena y, a veces, lagrimeando,
la tristeza que brota de su alma limpia y buena.
Con la muda esperanza de cambiar su destino
por uno más brillante de profundos anhelos,
ese niño, y millones, collar de desconsuelos,
en oración callada piden cambiar su sino.
Cada inmensa sonrisa disimula un recuerdo.
Acaso son el blanco de una brutal violencia.
A muchos les robaron la paz y la inocencia
de un modo acostumbrado con el cual no concuerdo.
Un cigarro encendido es "un triste presente",
un pasado irresuelto y un futuro en cenizas.
Escepticismo puro; corazón hecho trizas.
Suelo observar con pena, mas, sereno y consciente.
Pero, la pena es tierra fértil donde germina
un Ser Humano nuevo, fuerte, sin concesiones.
¡Enciende sólo el fuego de tus mil ilusiones
y un chispazo a la antorcha de la Fe que ilumina!
P.S.: Poema escrito por Hugo - Argentina - 04-11-2016