VÉRTIGO por José Santiago
Hay un almanaque con un agujero roto que absorbe todo aquello dentro de una página sin renglones donde letras -ascendentes o no- estimulan la esperanza que se adentra como resistiéndose a las garras de un águila que airea trozos de piel que no cicatrizan disimulando fríos con rescoldos en espera…
De uno a treinta y uno dividido entre siete por 24 elevado al cubo partido por los trescientos sesenta y seis en bisiesto menos la luna menguante que perdiste por quedarte a solas con el silencio de casa entre sombras que miran huellas absorbidas por jeroglíficos deshabitados en la oscuridad imprecisa…
Hoy vomito cientos de cabellos rojos que ardían por párpados cuando una mirada seguía el rastro del humo que dibujaba una sinfonía sobre un pentagrama borroso en sol rodado o cuadratura ignorada a tus pies reflejando instantes entre aristas salpicadas de instantáneas que se confunden entre la ilusión o la huida…
Tú pintas huecos vacíos entre colores sin sentidos cromáticos por un espacio imaginado de tenues trazos difuminados en palabras por encontrar el sentido que huye y se va por donde vino -a veces ráfaga otras viento sigues- el espacio se pierde y te pierdes y de un borrón renace constante el giro del regreso…
Son como agujeros negros de un mar extendido de ciego esas imágenes que se adentran en remolinos me llevan hacia adelante y atrás por el vértigo conjugado de un verbo impronunciado hasta la arcada transitoria donde transitan –a un lado- con los brazos en alto la esperanza de los locos…
Si me muerdo y trago mi propia lengua es por lo plano y sangriento que arrastra el lodo entre el barro de un paso que preside a otro paso aislado el olvido casi por la hierba que crece cuando la mirada atrás ya no cuenta por la suma que me resta el transcurso que pasa y por delante te miran y detrás olvidos…
Dónde estabas tú cuando pasaba aunque no lo miraras él seguía y disimulabas como si no fuera contigo -propio invento- si te detenías él te acusaba y cambiabas dentro de ti como una evolución injusta nada humana tras el niño …la niña …el joven …el adulto ya anciano recuerda el vahído …de la duda …de la existencia.
Copyright de José Santiago
-Todos los derechos reservados-
…Un abrazo entre alas