Las mujeres en la Antigua Grecia estaban recluidas en el gineceo de su casa y carecían
de derechos que, por ejemplo, sí que disfrutaban por la misma época las mujeres egipcias,
por ejemplo. Por eso resalta Friné, la amante y modelo del escultor Praxíteles, de la que
se conservan numerosas anécdotas que resaltan su inteligencia. Por ejemplo, en una
ocasión Praxíteles le ofreció una escultura, pero ella no sabia cuál elegir.
Para ello gritó que había fuego en el taller, a lo que el escultor reaccionó queriendo
salvar la estatua de Cupido que, evidentemente, fue la que terminó por elegir.