Si el 28 de junio de 1914 Leopold Lojka no se hubiera confundido de calle,
quizá la Historia hubiera sido diferente. Pero lo hizo y el motor del coche que
conducía se paró justo al hacer una maniobra para tomar el camino correcto
hacia el hospital de Sarajevo, momento que Gavrilo Princip aprovechó para
disparar al archiduque austriaco Francisco Fernando, que iba en el coche, y a su mujer.