DROGA MALDITA
Su cuerpo se balancea
y se desfigura su faz
en dolorosa mueca.
Joven, en toda su plenitud...
y sus ojos desmesuradamente abiertos
nos hablan de visiones de horror.
¡Oh perdida juventud!
En convulsas sacudidas
sus pies dan coces al viento.
Sus amigos le mezclaron
crack y LSD en la bebida,
en una juerga de locura.
Jóvenes que juegan con fuego
en discotecas oscuras...,
sinagogas del infierno
donde van perdiendo
de a pocos la vida.
Y se guarecen
en pocilgas clandestinas,
para consumir la droga maldita
que enloquece, que perturba...
Ya muy tarde comprenden
que el que juega con fuego, se quema...
y no encuentra más la salida.
Ingrid Zetterberg
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