No eran para mi las letras que escribias,
ni eran para mi las notas de tu alma
no eran para mi los pensamientos
que te asaltaban en la almohada,
ni los cantos de tu voz en la madrugada,
No , no eran para mi pero los disfrutaba.
pobres los suspiros que por ella soltabas
yo los atrape siempre que los exhalabas,
y las caricias que en sueños prodigabas
a esa musa añorada y lejana del norte,
yo las guarde hasta la cima del perote.
y tus esperanzas de verte con ella un día,
yo las abrigue y les di alas para surcar el cielo
para que fueras feliz con tu adorado anhelo...
porque amando como se ama en verdad
al ser que se adora lo dejaras volar
para que encuentre su fecundo nido,
Celeste.