“LA TARDE, SE DESNUDABA”
Sobre el silencio desnudo
cuando agoniza la tarde,
prendido del cielo curvo
se pronuncia el horizonte
en áureos penachos rubios.
Claras del día que azogan
sus “desnudeces” al alba
que como palomas blancas
escorzan el cielo glauco;
los resplandores que rompen
el recital de los grillos.
Y murmullos misteriosos
desnudos llegan despacio
cuando el alba va anunciando,
el despertad de los gallos;
que irrumpen en el silencio
de la raya de los sueños.
Una estrella luminosa
su estela blanca dejaba,
la tarde mientras llegaba
la, áurea clara del día,
que desnuda se mecía
en la bóveda del cielo
un madrugador lucero
desnudo de su vestido;
en su pénsil convertido....
¡Centinela sagital!
Desde su urna de cristal
con su crisol escarlata,
entre su blanca aura de plata
la luna llega altanera
y la noche placentera,
se viste de calma oscura
y misterios y pavuras
van con la noche llegando.
Autor: Grados Tapia Pablo