Baila, lastimando sus pies, y peinando sus pasos, baila, extrañable y compleja, gira, gira en torno a luna, al filo del mundo, agitando sus brazos hasta volar, sonríe pálida y delgada. No holgazanea con sus manos y mira fijamente su anhelado retrato. Baila, baila sobre el fuego, baila sobre el mar, en un cuento de hadas difícil de descifrar. No canta, pero el ritmo de sus pasos crea una indescifrable armonía entre sus movimientos, al son del un, dos, tres, cuaa.
Baila, empieza a deslumbrar en brillo, sofocado sudor entre sus poros, sus cabellos se levantan al son de sus pies, y sus ojos irradian extrema avidez, sonríe frágilmente como porcelana y termina cayendo sobre sus pies, desgastada, mirando a aquellos que la tienen enamorada.
Abigail Peralta