Que sublime entrega de tu vida hecha obra
Dejando juventud y fuerzas por una corona.
Reina eres del hogar madre pura y santa
templo en casa hiciste mujer sacrosanta
Lealtad fue tu enseñanza, y estandarte
Doblegaste orgullo! por piedad,
Cuando practicaste la caridad,
con valores crecimos al mirarte.
¡Con carbón , leña , y petróleo
Tu mujercita dulce nos alimentaste.
Era mucha la pobreza y no te doblegaste
Tus ojitos en el humo, parece que los veo.
Cual jubón tus brazos me cobijaron
Hoy henchido mi corazón te canta,
quisiera el cielo enviar esta carta
y mirarme en los ojos, que me adoraron
Verte quisiera entre nubes coronada,
y liberada esta pena que me persigue,
asomarme a los cielos sin nadie que me vigile
para depositar a tus pies una guirnalda.
Con alabastro hacerte una escultura,
Que perpetúe por siempre tu memoria.
Y así guardar por siempre tu historia,
De amor, sacrificio, entrega y ternura.
Te quiero mamá.
Celeste.