Cayeron poco a poco, como el rocío de la aurora.
Como el agua cristalina que cae de un manantial.
Fueron fieles y fecundos, densos en su brevedad.
Taladraron la roca de una vida humanitaria.
Como la flor que se cría en un fecundo rosal.
Sacudidos por el viento que los derribó al pasar.
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Cayeron uno a uno, lentamente al caminar.
Tan aprisa..., que me da miedo el pensar...
Que como un soplo de vida se los ha llevado ya;
espejismo de lentitud por su monótono igual...
Sobre las rutas del viento volando a la eternidad.
Seguro que allá en el cielo encontrarán la verdad.
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Cayeron y al caer, y por desgracia no se levantarán más
a aquellos que ya cayeron nunca los podré olvidar.
Al caer ya sólo queda, aceptarlos como fueron
Leones de amor profundo a toda la humanidad,
Ya no cambian ni mejoran, por que ya no volverán.
Seguiré pensando en ellos con un amor fraternal.
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Caídos, los miraré con tristeza... y sonreiré con paz.
Hay que dejarlos caídos, como fueron, como están,
hay que rezar por sus almas y a Dios por ellos rogar
y pedirle que a su lado los tenga y, al perdonarles,
algún pecado que tengan se acuerde de los demás
que quedamos en la tierra para amarnos algo más.
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Pasaron tristes y alegres como pasaría un halcón
entre hermanos y enemigos por las fauces de un dragón,
con mil faltas y perdones, pero creyentes de Dios
con éxito y sin fracaso, con estela, con amor,
por un camino de espinas y como razón su ser...
Que su único desvelo fue servir..., y ser León.
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Quedaron como gigantes, con testimonios de amor.
Indicando a los quedan el camino cuesta arriba
de empinados pedregales que ya subió Melvin Jones;
para conseguir la cumbre, la cumbre que él escaló,
donde el amor brota y no cae, por ser amor verdadero,
¡Que como el amor a Dios...! ¡...Es el amor de un León!
Como testimonio del correr de los años, dedicado a mis amigos
y compañeros Leones que ya se fueron. ¡Descansen en paz!.
AMJ Antonio Ortega Serrano.