Aquél que pretenda oír la voz de la nada, el sonido insonoro y comprenderla , tiene que enterarse de su naturaleza. Porque cuando su propia forma le parezca ilusoria, como al despertar todas las formas que en sueños ve, cuando él halla cesado de oír los muchos ruidos, entonces podrá discernir el UNO - el sonido interno que mata al externo-. Entonces, únicamente y no antes, abandonará la región de lo falso, para entrar en el reino de lo verdadero.
Antes de que el alma pueda ver, debe haberse alcanzado la armonía interior, y los ojos carnales han de estar cegados de toda ilusión.
Antes de que el alma pueda oír, es necesario que la imagen se vuelva tan sorda a los rugidos como a los susurros.
Antes de que el alma sea capaz de comprender y recordar, debe estar unida con el hablante silencioso, de igual modo que la forma en la cual se moldea la arcilla lo está al principio en la mente del artista. Porque entonces el alma oirá y recordará.Y entonces al oído interno le hablará la voz del silencio y le dirá:
"Si tu alma sonríe mientras se baña en la luz del sol de tu vida...
Si canta tu alma dentro de su crisálida de carne y materia...
Si llora en su castillo de ilusiones...
Si pugna por romper el hilo que la une al maestro...
debes saber que tu alma es de la tierra.
Cuando tu alma en capullo presta oído al bullicio mundanal...
Cuando responde a la rugiente voz de la gran ilusión
Cuando temerosa a la vista de las ardientes lágrimas de dolor y ensordecida por los gritos de desolación, se refugia tu alma como una cautelosa tortuga dentro de su caparazón de personalidad...
Debes saber que tu alma es de la tierra.
Cuando ya muy fortalecida tu alma se desliza de su seguro refugio, y arrancándose del tabernáculo protector, extiende su hilo de plata y se lanza...
Cuando al contemplar su imagen en las olas del espacio murmura:
" éste soy yo"
Debes saber que tu alma está presa en las redes de la ilusión."
Aquello que es increado reside en ti.
Si quieres llegar a el y fundir los dos en uno debes despojarte de las negras vestiduras de la ilusión.
Acalla la voz de la carne.
No concientas que ninguna imagen de los sentidos se interponga entre su luz y la tuya para que así las dos puedan confundirse en una.
Contempla las legiones de almas,
mira cómo se ciernen sobre el mar de la vida humana y cómo exhaustas, perdiendo sangre, rotas las alas caen una tras otras en las encrespadas olas, sacudidas por los huracanes, acosadas por el furioso vendaval, se precipitan y desaparecen abismadas en el gran vórtice.
Las puras aguas de vida eternas , claras y cristalinas, no pueden mezclarse con los cenagosos torrentes del tempestuoso pantano.
La gota de rocío celeste que, acariciada por el primer rayo del sol, brilla en el ceno del loto, una vez caída al suelo, se convierte en barro.
La perla es ahora una partícula de lodo.
Lucha con tus pensamientos impuros antes que ellos te dominen. Trátalos como pretenden ellos tratarte a ti. Porque si usando la tolerancia con ellos, arraigan y crecen, éstos pensamientos te subyugarán y matarán. Cuidado!! No permitas que ni aún la sombra de ellos se acerque a ti, porque crecerá, aumentará en magnitud y poder, y entonces esta cosa de tinieblas absorberá tu ser antes de que te hayas dado cuenta de la presencia de ese monstruo negro y abominable.
El YO material y el YO espiritual no pueden estar juntos.
Antes de que la mente de tu alma pueda comprender el capullo de la personalidad debe ser aplastado.
No puedes recorrer el sendero antes de que tú te hayas convertido en el sendero mismo.
Has que tu alma preste oído a todo grito de dolor , de igual modo que descubre su corazón el loto para absorber los rayos del sol.
Ayuda a la naturaleza y con ella trabaja. Y la naturaleza te consagrará como uno de sus creadores y te prestará obediencia. Y ante ti abrirá de par en par las puestas de sus recintos secretos y pondrá de manifiesto ante tus ojos, los tesoros ocultos de las profundidades mismas de su seno. No contaminado por la mano de la materia , muestra ella sus tesoros solo a los ojos del espíritu, ojo que jamás se cierra y para el cueal no hay velo alguno en todos sus reinos. Entonces te indicará los medios y el camino y luego te mostrará la meta más allá de la cual hay glorias únicamente visibles para los ojos del alma.
Aquieta tus pensamientos y fija toda la atención en tu maestro a quien todavía no ves pero a quien tú sientes.
Funde tus sentidos en un solo sentido. Por medio de este sentido único que está oculto en la concavidad de tu cerebro es como puede mostrarse ante los sojuzgados ojos de tu alma, el escarpado sendero que te conduce a tu maestro.
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