Las personas podemos encerrarnos en nosotras mismas a partir
de corazas que creamos como una forma de autodefensa personal.
En esa situación, creemos que al no abrir nuestro corazón a los
demás, evitamos sufrir. Sin embargo, el verdadero sufrimiento
es aquel que nace de la desconfianza crónica que se muestra en
la pregunta: “¿Por qué no confío en nadie?”
No solo se trata de identificar la causa de no confiar en nadie,
sino que también es positivo hacer un cambio de actitud.
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