Este año, a pesar de las dificultades, todos coincidimos en que ha sido de gran aprendizaje.
Nos ha hecho ver aquello que quizás no valorábamos o que habíamos dejado un poco
de lado. Sin grandes banquetes, cotillones y fiestas, la Navidad se ha quedado en
lo más sencillo y puro. Una celebración íntima de la Navidad nos recuerda su auténtico significado.
Quedarse en casa, junto a nuestro núcleo familiar, evitar viajes y reuniones innecesarias
puede permitirnos redescubrir a quienes nos rodean y compartir con ellos
un sentimiento de cuidado y protección.