Guardarse de la continua sospecha
Limpiar el corazón para ver bien
No querer ver segundas intenciones en todo lo que hacen o dicen los demás
No hurgar en heridas antiguas, resucitando viejos recuerdos
Ser leal y hacer una crítica sana
Buscar siempre el diálogo y el entendimiento con la persona
Cuando alguien nos hace algún mal, inmediatamente lo etiquetamos como una persona que acostumbra hacer ese tipo de cosas. Lo archivamos en nuestra mente con esa etiqueta y cerramos el cajón. Convertimos al otro en nuestro prisionero. No le concedemos la posibilidad de cambiar. Pero las personas cambian. Se arrepienten, Se transforman. Pueden un día ser distintas y lograrlo. Perdonar a alguien es otorgar la confianza que el otro necesita para superarse, para empezar a ser la otra persona que querría ser. Tu perdón permite que las buenas intenciones de los demás fructifiquen.