Yo sé que una noche te miré en silencio no sé si dormido, no sé si despierto, no sé si en el vientre, no sé si en el seno. Sé que el tiempo es largo, que todo comienza, que todo termina. Cuando era niño, tus ojos me abrazaban. Cuando me hice hombre, me diste esperanza. Como un abanico, me diste frescura, de un otoño triste, a un invierno frío. Tu calor de madre, me queda en el recuerdo de lo que he vivido. Yo sé que una noche te miré en silencio no sé si dormido, no sé si despierto. Sé que el tiempo es largo, que nunca te olvido, que con flores blancas yo voy de tu mano como fui de niño.
Rubén Sabas Gómez |